China anunció este martes la imposición de aranceles adicionales del 15% sobre las importaciones agrícolas de Estados Unidos, incluyendo trigo, maíz, pollo y algodón, y del 10% sobre la soja, el sorgo, la carne de cerdo, la carne de res, productos acuáticos, frutas, vegetales y lácteos. Estas medidas son una represalia a los aranceles del 10%
implementados por EE.UU. sobre productos chinos, elevando la tarifa total al 20%, en respuesta a la supuesta inacción de China respecto al flujo de drogas.
El impacto de esta medida se sintió en los mercados estadounidenses. En Chicago, el martes (04), el contrato de mayor liquidez (mayo/25) llegó a cotizarse a US$ 5,30/bushel en su mínimo. El pasado 19 de febrero, ese contrato se negociaba en torno a los US$ 6,18/bushel.
Según el analista de Safras & Mercado, Elcio Bento, esta caída superior al 14% en apenas diez sesiones tiene, entre sus causas, la esperada represalia china a los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense sobre productos importados del gigante asiático.
Con la perspectiva de una reducción en la demanda china, los precios futuros del trigo tienden a sufrir presión a la baja, ya que los exportadores de EE.UU. necesitarán encontrar nuevos mercados para absorber el excedente, lo que podría aumentar la oferta disponible internamente. Además, el aumento de las tensiones comerciales puede generar volatilidad en los mercados futuros, llevando a los inversionistas a ajustar sus posiciones.
Bento se pregunta si esta nueva guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo tiene el poder de generar cambios estructurales que afecten los fundamentos del mercado de trigo. «El hecho es que China es uno de los mayores importadores globales del cereal, y este arancel adicional reduce la competitividad de los productores estadounidenses en el mercado chino», observó.
En la última guerra comercial, iniciada en marzo de 2018, China adoptó un arancel del 25% sobre el trigo de EE.UU. Como resultado, se observó una caída significativa en las compras de trigo, pasando de un promedio de 1,15 millones de toneladas en los tres años previos a la imposición del arancel a solo 42 mil toneladas en la temporada 2018/19 (entre junio de 2018 y mayo de 2019). «La tendencia es que, a corto plazo, las incertidumbres sobre la continuidad de las exportaciones a China provoquen caídas en los precios, mientras que, a mediano plazo, la búsqueda de nuevos destinos tienda a mitigar parte de las pérdidas», analizó.
El especialista destaca que, a diferencia de lo que ocurre con la soja, en el trigo Estados Unidos no depende tanto del mercado chino. En los últimos 15 años, las ventas de trigo estadounidense a China representaron solo el 5% del total de sus exportaciones. En el mismo período, las ventas de soja de EE.UU. a China representaron el 52% del total exportado. En el promedio de los tres años previos a la primera guerra comercial, los envíos de soja de EE.UU. a China fueron de 31,06 millones de toneladas. En el ciclo comercial 2018/19, el volumen exportado cayó a 8,2 millones de toneladas.
Según el analista, la menor dependencia del mercado chino hace que los efectos esperados sobre los fundamentos sean menores. Estados Unidos tiene una base de compradores más diversificada para sus excedentes exportables de trigo. En la última temporada, 43 países compraron trigo estadounidense. Además de China, destacan México (su mayor comprador), Filipinas, Japón, Corea del Sur, Taiwán e Indonesia.