La aprobación en el Congreso de la reforma tributaria antes del 15 de septiembre es crucial para reducir el déficit a 6,2% del PIB en 2026, según Itaú. Si la reforma fracasa, el presupuesto se recortaría automáticamente en 1,4% del PIB, aunque el Consejo Fiscal advierte que el ajuste necesario es mayor, de 2,4% del PIB.
El gobierno colombiano presentó una ambiciosa reforma tributaria que busca recaudar COP 26,3 billones (1,4% del PIB) para financiar el presupuesto de 2026.
Los principales ajustes recaen sobre el IVA y el impuesto al consumo, que impactarían cerca del 12% de la canasta del IPC, con medidas como un 10% de IVA a combustibles, 19% a apuestas y espectáculos, y 5% a insumos agroindustriales y alimentos. También se amplía la base del impuesto al patrimonio y se elevan tarifas de renta personal y corporativa, con sobretasas permanentes para financieras y petroleras.
Más de un tercio del recaudo provendría de impuestos a alcohol y tabaco, que encarecerán estos productos un 57% al combinar incrementos de IVA, ad valorem y nuevos gravámenes a vapeadores. Se incluyen además impuestos ambientales como la tarifa gradual al carbón (100% en 2029) y un impuesto de carbono a petroleras y gasíferas. En paralelo, la reforma plantea eficiencia en la DIAN, un tributo del 15% a activos no declarados y regulación de criptoactivos.
El gobierno estima un impacto macroeconómico moderado, con un alza de 0,2 pp en el PIB y 0,6 pp en la inversión a 2036, junto con un efecto inflacionario de 44 pb en 2026.



